Friday, September 30, 2016

Lo bueno del SÍ…y del No

A dos días de las votaciones por el SÍ o el No en el plebiscito, sigue existiendo una diferencia marcada entre los que están a favor y los que están en contra del mismo. Más allá de los argumentos de lado y lado, el país se ha volcado en una discusión, unas veces acertada y otras no tanto, frente a la decisión determinante que estamos a punto de tomar. Este ejercicio de discusión y de reflexión frente al tema, es muy importante porque demuestra que la sociedad colombiana está dispuesta a asumir un rol protagónico en este momento histórico para el país.

Lo bueno del SÍ…y del No, es precisamente eso. Nos convocó a la gran mayoría y acatamos el llamado, es cierto que desde diferentes orillas, pero nos hicimos presentes. Sin saber mucho de definiciones catedráticas desde la política o la historia, me atrevo a decir que esa es la gracia del ejercicio democrático; que, sin importar el color o la bandera de preferencia, nos podamos encontrar en el diálogo abierto, donde cada uno pueda expresar sus opiniones y puntos de vista, sin miedo a ser silenciado como ha pasado por mucho tiempo en el país del sagrado corazón (no el de Paloma Valencia con la cara de Uribe, por supuesto).

Ahora bien, lo que se viene después de las elecciones del próximo domingo es un reto aún mayor. La construcción de esa Paz duradera que nos promete el voto por el SÍ solo será posible si, como país, entendemos que las decisiones y las rutas que sigamos dependen también de cada uno de nosotros, y aunque suene a “cliché”, así es. Ayer a su llegada a Medellín, Claudia Lopez, senadora y promotora del SÍ, dijo en declaraciones algo que me llamó la atención:

“La segunda prioridad es CONSTRUIR LA PAZ; No nos pudimos poner de acuerdo en cómo acabar la guerra con un sector de la sociedad de Colombia...pero lo sé, me consta, porque voy a foros con ellos todos los días, que tenemos muchas más coincidencias en cómo construir La Paz, que diferencias de cómo terminar la guerra… tenemos muchos más acuerdos con todos los sectores de la sociedad incluso muchos de los que van a votar por el No, sobre cómo construir Paz… Así que creo que lo que sigue es… la construcción de Paz con los que también van a votar No, porque ésta Paz también es para ellos. Ésta Paz no fue CON los que votan No, pero ésta Paz es PARA y POR los que también votan No, porque ellos también son colombianos, y porque con ellos tenemos muchas más coincidencias sobre el futuro de Colombia que sobre el pasado de Colombia”

No puedo decir más que estoy totalmente de acuerdo con la senadora. Es hora de dejar de mirar atrás y concentrarnos en lo que se viene, el futuro de un país que parece haber estado haciendo una siesta histórica y que se encuentra con esta posibilidad de despertar y empezar a construir nuevos caminos. Mi voto es por el SÍ, convencido. Y como he escuchado de gente a la que admiro mucho, “esta vez SÍ tengo muchas ganas de votar”.

Estoy seguro que, de ganar el No, desaprovecharíamos una oportunidad única de reconfigurar de cierta manera, el mal llamado “orden” del país. Si gana el SÍ, espero que podamos sentarnos y entre todos, emprender una tarea de largo trayecto, donde ese pasado regado por sangre, tomas a pueblos, bombardeos de un lado y del otro y sobre todo, millones de víctimas (más de 7 millones…estoy seguro que son muchas más), quede por fin como un recuerdo y a partir de este, pensemos en un mejor proyecto de país para nosotros y para los que vienen.

Por Anabella, ojalá que SÍ.

#ClaroQueSÍPapá #SÍALaPaz

Créalo Mompi

Monday, September 26, 2016

SÍ! Porque.../1

En la pasada Fiesta del Libro (diría que la mejor de las que he podido ir), vi un libro que se llama "El 9", de Albeiro Lopera. Ese libro es un recorrido fotográfico por la guerra en Colombia. La verdad, pocas cosas me han movido tanto. Me di cuenta que en verdad no me ha tocado la guerra, pero a mucha gente SÍ.

Uno de los temas más jodidos de este acuerdo es el de las penas para los desmovilizados y lo entiendo. Pero al mismo tiempo creo que sobre la muerte de más de 267.000 personas no hay pena que valga. Nada es equivalente a una vida, menos a esa cantidad (seguramente son muchos más). Así que, si los mandan a la cárcel o no, para mi no repara nada y pienso en las personas de las fotos de "El 9" y estoy convencido que ese dolor y ese terror no lo repara nada.

Pensando en eso y en ellos precisamente, voto convencido SÍ. Porque prefiero honrar la memoria de esos más de 267.000 muertos sin odios o rencores por lo que pasó, sino con toda la ilusión y convicción de que las cosas van a estar mejor.

Al fin y al cabo, soy hincha del Medellín.

#ClaroQueSÍPapá #SÍALaPaz

Créalo Mompi 

Friday, September 16, 2016

La diferencia

Cada domingo, sea de un color u otro, la ciudad se concentra alrededor del Coloso de la 74 para alentar como si no hubiera mañana al equipo de fútbol que haga las veces de local. Es una procesión autónoma, no hay cura, sacerdote o padre alguno que haya dicho que es un mandamiento ir al estadio cada vez que el equipo de los amores juegue de local, sin embargo, es más importante que cualquiera de los mandamientos. El fútbol, así como muchas otras manifestaciones sociales, es una radiografía de lo que somos como individuos, y como conjunto. Como no ha de serlo, si los que juegan son parte de nosotros, de nuestros barrios, de nuestras comunas, de nuestras familias, del combo de parceros, de la recochita en la plaquita de la unidad, de la “Copa América” infantil, del partido de solteros contra casados, del torneíto vacacional, de las reuniones de padres de familia, de las filas en el supermercado, de los tacos, de la fiesta.

Es imposible desligar al uno del otro, al fin y al cabo, en términos sociales, nuestros comportamientos no son fruto de la casualidad. Que hayan matado a un hincha antes del clásico no es porque sí. Eso somos, sí, eso somos. Somos incapaces de reconocer al otro, de aceptar la diferencia, de convivir con la diferencia; el diferente no hace parte de nosotros, lo excluimos y si no lo podemos excluir, lo matamos. Hay que acabar con la diferencia, el diferente no juega fútbol, no hace parte de la recocha, mucho menos del combo. El diferente no es soltero, no es casado, el diferente no es, no puede ser.

En el estadio, ya en el interior, quitaron las mallas, pusieron silletería en todas las tribunas, hay toda una logística preparada para casi cualquier contingencia. Aun así, no hay una estrategia o herramienta que re-forme el comportamiento del hincha, del ciudadano. A aquel que no saluda cuando entra a un lugar, o no se despide cuando sale, le estamos pidiendo que no insulte, que reconozca al otro, a ese otro que no saluda, ni del que se despide. A aquel que excluye, que mata al diferente, le estamos pidiendo que no agreda al contrario, que lo deje ser, que lo deje jugar. Como sociedad pedimos, pero no damos, no educamos, no articulamos maneras de hacer al hincha, un ciudadano, un buen ciudadano, un ciudadano que reconozca al otro, que conviva con la diferencia, que salude y se despida, que no mate al diferente, sino que le dé vida.

Los “hechos aislados” donde se enfrenta un lado contra el otro, donde hay disturbios, donde el que pierde acaba con lo que encuentra, con el que encuentra, donde el que gana celebra sobre lo que encuentra, sobre el que encuentra, no son aislados. Aprendimos que la derrota es inaceptable y que el triunfo es lo más importante, más que el otro. En la cancha todo es un alegato, una pelea: una falta, un fuera de lugar, un tiro de esquina, una lesión, un penal, un gol, una expulsión. Todo se pelea porque, perder es inaceptable. La misma histeria de la cancha se vive en la tribuna, a las afueras del Atanasio, en las calles, en el taxi, en las cabinas de transmisión, en los barrios, en las casas, en las familias. Esas mismas familias que ya no van al estadio, porque el estadio ya no es para las familias. La histeria nos absorbe, nos domina y nos trans-forma; nos transforma en aquel que no saluda y que no se despide, aquel que hace invisible al diferente, al otro. El ganador no celebra el triunfo sino la derrota del otro. Es como el vecino aquel que saca los parlantes del equipo de sonido y los hace sonar toda la noche, no para él, sino para el otro, porque la fiesta no es para él, es para molestar al otro. El pícaro es aplaudido, el honesto es abucheado.

La ciudad es una ciudad de unos, no de otros. Los unos mandan porque los otros no existen, ni lo que el otro piense, ni lo que diga, ni lo que haga afecta al uno. El uno ha crecido con la idea de la indiferencia hacia el otro, hacia el ciego, el homosexual, el negro, el blanco, el rico, el pobre, el discapacitado, el poeta, el escritor, el profesor. Y el otro se ha conformado, se ha resignado, no exige que se le salude o que se despidan de él. El otro, así como el árbitro que acepta pechazos, madrazos, manotazos, porque son los calores del momento, se acostumbró a ser tratado a las malas, o peor aún, a no ser tratado; los conductores de transporte público, en su mayoría, manejan como si llevaran ganado, y parece que nos creyéramos el cuento porque nos comportamos como animales.

Eduquémonos, encontrémonos, aceptemos la diferencia, celebremos los triunfos, aprendamos de las derrotas, el partido sigue y todavía hay tiempo de hacer una pared, uno, dos, tres pases, un centro, un cabezazo y un gol.


Créalo Mompi.

Thursday, September 8, 2016

Claro que SÍ Papá!

A menos de un mes de lo que sin duda se vislumbra como uno de los días más importantes en la historia colombiana, las posiciones frente a los acuerdos de Paz logrados en La Habana, entre las FARC y el Gobierno Nacional se encuentran claramente divididas. Un SÍ o un NO, han sido suficientes para polarizar un país que, en mi opinión, ya estaba polarizado, solo que ahora se hizo público y cada uno desde su lugar está haciendo lo posible para adherir gentes a cada una de las partes.

Curiosamente, el único que ha sido capaz de unir ambas partes sin querer queriendo fue Pekerman, director de “La Sele”, quien al alinear en la titular contra Brasil a Stefan Medina, puso la carnada perfecta para que los del SÍ y los del NO, nos sentáramos a ver, la falta de calidad del poste, perdón, del lateral colombiano y se escuchara al unísono el ¡NO!

Es de hecho, el único NO que apoyo y defiendo…claramente lo defiendo mejor de lo que defiende el poste de Medina.

En verdad, me queda muy difícil entender a los que quieren que, como país, nos neguemos la posibilidad de pensar en La Paz como una opción viable para construir un mejor país de cara al futuro. No me voy a detener en los detalles del acuerdo porque creo que en internet hay suficientes fuentes de donde sacar la información. De igual manera, tampoco pienso pararme en la raya del SÍ para tratar de convencer a aquellos de la vereda del frente.

Si nos sentamos a debatir las razones del SÍ o del NO, posiblemente volvamos a la encrucijada a la que hemos arribado en conversaciones casuales con allegados a la opción contraria. Así que más que un intento de convencimiento, es una invitación. Hay que decirle SÍ a la vida, a las oportunidades. Creo que el debate por parte y parte se ha basado en gran medida en lo que ha pasado y por supuesto que hacer un reconocimiento a la memoria es importante para la di-solución de los conflictos, pero debemos ir más allá y pensar en las oportunidades que esta decisión nos puede brindar o no para el futuro.

“No hay peor ciego que el que no quiere ver” posiblemente sea lo que pienso cuando me encuentro con esas opiniones que, cual loros repiten los partidarios del no, en cabeza del innombrable. Así que a falta de argumentos que los haga entrar en razón, usaré un ejemplo futbolero.

En “el mundo redondo” del fútbol, es común decir que equipo que gana no se cambia, no se toca. Y claro, la continuidad es necesaria cuando tenemos 11 sujetos con características distintas tratando de alcanzar la misma meta que es hacer más goles que los otros 11. Si extrapolamos esto al momento actual, me atrevo a decir que llevamos más de 50 años “jugando” contra las FARC y aunque cambiamos los protagonistas, el planteo no ha sufrido mayores cambios hasta ahora y aun estando cerca, no hemos podido encontrar la forma de anotar y llevarnos los 3 puntos.

Cuando la técnica individual no alcanza, acudimos a la táctica, pero en este caso, la táctica tampoco nos ha servido para derrumbar la extrema defensa de las FARC y seguimos en tablas. Dicho esto, veamos los acuerdos y el SÍ el próximo 2 de octubre como una táctica nueva. Al fin y al cabo, no podemos seguir atacando(nos) por otros 50 años sin hacer un gol.

#ClaroQueSÍPapá #SiALaPaz

Créalo Mompi