El sol alumbra con timidez un frío día en la universidad. El
invierno apenas llega y la ciudad ya se empieza a inundar. No solo llueve agua,
también llueven paraguas, bufandas, guantes, chompas, buzos, trancones,
impaciencia, accidentes, correrías cual corraleja. Le gente en su afán de
huirle a la lluvia se olvida a veces que los demás están igual. Que todos somos
gente que no nos queremos mojar. Todos parecen de azúcar que con el más mínimo
llover se van a deshacer. Estrujones en el METRO “Calidad de Vida”, gente
colada en las filas, malas caras por doquier. Baños de agua caliente que se
vuelven témpanos de hielo al salir de la ducha. Y apenas empieza el invierno.
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