Hoy me he sentado por
primera vez en el famosísimo Bulevar Estudiantil. Mesas llenas, mesas vacías,
grupos de amigos, parejas y algún que otro solitario que evita la soledad con
su amiguita la computadora.
Hace un frio del demonio,
tengo los pies mojados, las medias mojadas, los zapatos mojados. Al frente mío,
dos estudiantes de algún tipo de diseño elaboran algún tipo de diseño en sus
dos “Mac” de diseño. Al lado juegan
cartas (no muy bien por cierto) y al otro lado tres niñas bien (si, bien buenas)
“estudian” y hacen largas pausas
activas para hablar de todo… menos de estudio.
Una niña bien se me acerca
ofreciéndome mango biche con sal y limón y yo como buen pobre simulo buscar
platica que no hay, para comprar un mango que no me gusta. Pero no me doy por
vencido y en cambio le regalo una cajita de chicle que sabrá dios desde hace
cuanto está en mi bolsillo. Ahora me siento menos champiñón.
Ya los profes “me distinguen”, debe ser por lo alto,
por la pseudo-barba o por la cara de trasnocho. Aún así, me ha ido bien en las
clases…claro que ir sobrio ayuda bastante.
Mis proveedoras de tinto
oficial aunque me saluden como mis mejores amigas desde hace 20 años, no me
reconocen ni por lo alto, ni por la pseudo-barba ni mucho menos por la cara de
trasnocho. De lo que si estoy seguro es que soy el único macho alfa de la
comarca que les pide “oreja” para el
vaso, porque me quemo y se me riega el tinto. En cuanto a mi amigo el portero…
todavía tengo varios años para que me salude. Al menos ya no tengo que sacar la
liquidación que me identifica como estudiante y primíparo porque me dieron un
carnet provisional AMARILLO!!! Será que no había cartulina blanca. A partir de
ésta semana tengo correo @upb, dato totalmente intrascendente, pero cada vez me
hacen sentir más “bolivariano”… Que tal
que fuera chavista.
Este mes se celebran los 75
años de la universidad y como una jugarreta del destino, hay una semana entera
dedicada a fiestas, eventos extracurriculares, toldos, carreras de
observaciones, de obstáculos, ventas de garaje y más fiestas (gracias baco).
Obviamente intentaré dar lo mejor de mí para que esa semana sea una celebración
completa y que no se diga que no tengo sentido de pertenencia.
Sigo siendo un champiñón sin
mi amiguita la computadora, y mi “vida”
universitaria se limita a ser el sapo de la clase, las fotocopias para leer, el
tinto, la coca-cola, el ADN, el sudoku y la coca (el almuerzo). Ya no tengo
árbol propio, unos invasores se adueñaron de él, y el invierno no ayuda en
recuperarlo. Pero me refugio en el coliseo, como, leo y duermo allí. Por
equivocación conocí un bloque extra… desafortunada equivocación porque no hay
nada que decir, aunque mi hermano me dijo que hay que parchar allá.
Las canchas de micro y de
basket me hacen ojitos de manera coqueta, pero ahí si me jodí porque de los 3
compañeros que conozco, 2 juegan para el otro equipo y el tercero batea del
otro lado jajajaja.
Aún no entiendo la
metodología de las tutorías, el caso es que son puras reuniones de ayuda. Mejor
dicho, como leerse varios de los libros que venden en las cajas de unos
almacenes con mucho ex!to. En el resto de clases todo bien todo bien como dice
el Pibe. Mucho que escribir, mucho que buscar y no tanto tiempo como quisiera.
Esto sigue, pero yo no. Ya
estoy muy prendo para seguir escribiendo. Saludos de un “bolivariano” en conversión.
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