Se acabaron los Juegos Olímpicos y nos queda el recuerdo de
un montón de medallas, marcas, alegrías y algunas cuantas desilusiones. Pero lo
más importante, nos queda el corazón inflado por ese puñado de colombianos y
colombianas que nos representaron con orgullo y nos llenaron de alegría con
cada una de sus presentaciones.
De las 8 medallas obtenidas por Colombia, solo dos fueron
obtenidas por deportistas que no son de raza negra (Mariana Pajón y Carlos
Ramirez), ambos ciclistas BMX. Las otras 6 llegaron llenas de color.
Ante cada uno de los restantes 6 triunfos, nos paramos
frente a las pantallas a gritar con orgullo, como si ellos a la distancia nos
pudieran escuchar. Dejamos la garganta, las palmas y algunos hasta las lágrimas
al ver la consagración de Oscar Figueroa, Caterine Ibargüen, Yuberjén y demás.
Expresiones como “Vamos MI negra”, “Así es MI negro”, “Vos sos más, negra
hermosa”, etc… se hicieron frecuentes durante las olimpiadas.
Entendería cualquier incauto que más que orgullosos,
defendemos y vemos por ellos, por “NUESTROS” negros como en ningún otro lugar del
mundo. Es que semejante sentido fraternal no se puede fingir, ni debe ser a
cuenta gotas, mucho menos a medias, pero…
El pasado junio, por allá por la primera semana, un derrumbe
cayó sobre la vía Medellín-Quibdó, y puedo decir con certeza que hasta el sol
de hoy, más de uno sigue sin saber cual fue el saldo total de víctimas. Días
después de la tragedia, los socorristas de diferentes partes, se acercaban a
ayudar, pero nunca encontraron el apoyo de las máquinas necesarias para hacer
bien su labor. En esa época no había Olímpicos; en esa época, los de Quibdó, no
eran “NUESTROS” negros.
El 20 de Julio, la comunidad chocoana decidió no izar la
bandera de Colombia sino la de su propio departamento, en un intento por llamar
la atención de las autoridades del país, sobre la crítica situación en la que
se encuentra el departamento. Sin embargo, apenas hasta el pasado 22 de agosto,
se llegó a un acuerdo, luego que la comunidad chocoana decidiese entrar en paro
cívico hasta no tener una respuesta o ayuda por parte del gobierno nacional.
Después de firmar un pre-acuerdo sobre algunos puntos
críticos, quedamos a la espera primero, que los principales promotores del paro
acepten las condiciones firmadas y segundo, que el gobierno cumpla.
Dicho esto, las manifestaciones que como sociedad hemos
hecho para apoyar al pueblo de donde han surgido muchas de “NUESTRAS” alegrías
olímpicas (y deportivas), han sido minúsculas. No he visto a nadie frente a las
pantallas gritando, o tan siquiera mostrando un poco de rebeldía. Tampoco he
escuchado a nadie decir, “Vamos MIS negros” o similares gritos que parecían
querer traspasar “las montañas de mi tierra”, para ir hasta Rio.
De hecho, aun cuando estamos más cerca, geográficamente,
pareciera que ese pueblo de negros está lejos, tanto que dejan de ser
“NUESTROS”. Así que la próxima vez que vea a un deportista colombiano defender
los colores de la bandera, y antes de vociferar posesivos sin sentido, piense
que ese “MI negro” que va a gritar, se lo debe a un pueblo al que el país
entero se ha encargado de darle la espalda… Negros tenían que ser.
Créalo Mompi